Spencer Orange

An Open Letter to Our Community| En Español

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Más cambios drásticos en los sistemas educativos han ocurrido en la última semana que, discutiblemente, en los últimos 50 años. ¿Qué posibilidades abre esto para el futuro del aprendizaje, para la reorganización de nuestras instituciones, para la centralidad de nuestras familias y de la vida familiar?

Estimada comunidad de Spencer:

Junto con el resto de la nación y del mundo, hemos sido sacudidos por el paso tan rápido de los eventos y su manejo debido a la pandemia causada por la propagación exponencial del COVID-19. Como muchos otros lugares, el personal de Spencer ha estado trabajando a distancia y hemos estado encontrando nuevas formas de crear comunidad, estar juntos, ayudarnos los unos a los otros y sostener nuestro trabajo.

Nuestros corazones se rompen al ser testigos de las repercusiones de los efectos de la pandemia en nuestras comunidades. Estamos guardando muchas cosas en nuestros corazones y mentes.

Estamos preocupados por aquellos que se encuentran enfermos y por la pena de aquellos que han perdido a un ser querido por este virus, aquí y en otras partes.

Pensamos en los estudiantes que tuvieron que irse abruptamente de los lugares donde estaban viviendo y que pueden estar enfrentando inseguridad en su vivienda y alimentación.

Pensamos en los estudiantes de posgrado cuyas investigaciones pueden haber sido irreparablemente alteradas y quienes se sienten angustiados por todo lo que esto significa para su búsquedas de trabajo y sus futuros.

Pensamos en los profesores y el personal de las universidades a lo largo del país que están aprendiendo a enseñar y a servir a los estudiantes en línea, mientras que también cuidan de niños pequeños y atienden su propia salud y bienestar.

Pensamos en los padres y cuidadores con sus niños en casa, gestionando la tensión entre el apoyo al aprendizaje de sus niños y simplemente querer asegurarse que ellos se sientan seguros y amados en estos tiempos sin precedentes.

Pensamos en todos los maestros y administradores escolares que están tratando de encontrar la forma de apoyar a los niños y a sus familias, y cómo hacerlo de forma equitativa.

Pensamos en los académicos jóvenes cuyo trabajo y carreras han sido interrumpidos con efectos que repercutirán en los años siguientes.

Pensamos en los estudiantes con discapacidades a quienes por años se les ha dicho que la participación virtual era muy problemática o imposible, y quienes, en tan sólo un corto periodo de tiempo, ahora están viendo al mundo trabajar y participar en la escuela de manera virtual.

Pensamos en la gravedad de la realidad en este momento de trauma y crisis colectiva. Los efectos negativos se están viviendo mucho más drásticamente por aquellos que, de por sí, ya eran vulnerables en nuestra sociedad: aquellos en la pobreza, los inmigrantes, los indocumentados, las personas de color, los Pueblos Indígenas, aquellos con discapacidades, aquellos que viven en casas de acogida sin tener entornos seguros o amorosos. Esta crisis está exponiendo las fisuras extremas que existen en nuestra sociedad, así como la obligación profunda y permanente que tenemos de rectificar las cosas.

Y mantenemos que también se están dando respuestas notables al estimularnos a no estar paralizados en un estado de desaliento.

Más cambios drásticos en los sistemas educativos han ocurrido en la última semana que, discutiblemente, en los últimos 50 años. ¿Qué posibilidades abro esto para el futuro del aprendizaje, para la reorganización de nuestras instituciones, para la centralidad de las familias y de la vida familiar?

Estamos viendo el reconocimiento de la importancia de los educadores y la priorización de los niños y sus familias, no del trabajo, quienes son el centro de la vida. Estamos viendo un cambio en la vida cotidiana que es necesario para la reducción del carbono y el cambio climático. Estamos viendo una respuesta institucional rápida que solamente hace un mes era imposible imaginarse en el discurso.

Así como nuestras vidas diarias se están reconfigurando rápidamente, ¿cómo podemos determinar libremente esta reconfiguración? Necesitamos considerar los impactos devastadores de este momento y si podemos también alcanzar lo que puede ser posible y que antes no era visible. Puede ser que el distanciamiento social no sea el marco adecuado para lo que necesitamos en estos momentos. Ciertamente necesitamos el distanciamiento físico, pero también necesitamos imaginar y actuar desde posiciones de cercanía social y preocupación por otros. ¿Qué tal si reconocemos este momento también como una posibilidad para reconfigurar la vida en pos del mundo que queremos? ¿Qué tipo de nuevas preguntas haríamos? ¿A qué tipo de reimaginación debemos abocarnos colectivamente? Queremos encontrar formas de pensar con todos ustedes acerca de esto y crear espacios en los que podamos reimaginar todos juntos.

Estamos pensando acerca de estas grandes preguntas, al mismo tiempo que también estamos pensando en cómo apoyar en este momento a la comunidad de investigadores en educación, y acerca de nuestro papel para satisfacer algunas de las necesidades agudas que tienen las escuelas y familias, necesidades que son inmediatas y urgentes en nuestros contextos local y nacional.

Esperamos que ustedes y sus seres queridos se encuentren bien. Estamos más comprometidos que nunca a realizar nuestro trabajo de forma que apoye el aprendizaje y la prosperidad de educadores, familias, jóvenes y comunidades.

Na’ilah Suad Nasir, Presidente

Megan Bang, Vicepresidente

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